A veces es fácil describirse, a veces más difícil. La mayoría del tiempo es sencillamente imposible.
Y es que conocer a otros es infinitamente más fácil que conocerse a uno mismo; tal vez sea porque la autocrítica es una montaña difícilmente escalable,tal vez porque la autocomplacencia es un río plácidamente navegable.
De cualquier manera, los puntos de inflexión van marcando el camino a seguir.